GAMBITO DE DAMA: EL JAQUE MATE DE NETFLIX
- Agustin Aguilar
- 8 nov 2020
- 5 Min. de lectura

La gran N transita los últimos meses del año con munición gruesa. De la mano de Scott Frank, Netflix logra lo impensado. Atraparte con una serie dedicada al ajedrez. Paso a paso, y sin spoilers te contamos por qué esta nueva historia con condimento argento esta en el grupo de las recomendadas de este 2020. ¡Vamos!.
El escritor y director responsable de series como "Godless" o películas como "Minority Report", "El nombre del juego", "Logan", nos trae una mini serie poco tradicional de siete episodios que logra impactar más por el desarrollo, y acumulación dramática, propia del peso del relato, que por el impacto capitulo a capitulo a capítulo como es usual. Basada en la novela de Walter Tevis de 1983, relata la historia de una chica huérfana que va desarrollando un talento enorme para jugar al ajedrez, pero que al mismo tiempo hace crecer su introspección y afinidad por las drogas y el alcohol.

Gambito de Dama, protagonizada por la actriz medio argentina Anya Taylor Joy ("Fragmentado", "Bruja", "Glass"), transcurre entre los años 50 y 60 y se centra en Elizabeth Harmon, una niña (Isla Jonsthon actúa en esta etapa) que pierde a su madre en un accidente automovilístico del cual ella sobrevive. Cuando más tarde es enviada a vivir en un orfanato, es donde descubre su pasión por el ajedrez luego de observar al encargado del mantenimiento de lugar (encarnado por Bill Camp) jugando en el subsuelo. El Sr. Shaibel enseguida se da cuenta de los dotes de la niña, y es donde la serie comienza a desandarse.
Otro punto importante para el resto de la trama es que descubre ademas, uno de los inconvenientes con los que se topara en su carrera deportiva, los tranquilizantes. En esos tiempos los orfanatos por recomendaciones gubernamentales daban vitaminas y tranquilizantes a los niños de orfanatos para que estén tranquilos. El problema es que Beth descubre que nota enfocarse mejor, y aprender más cuando las toma, y comienza su camino a las adicciones.

A partir de acá, los eventos se van confluyendo para construir el atractivo camino del héroe, heroína en este caso, que hacen que vaya compitiendo en cada vez más y difíciles competencias alrededor del mundo, destacando siempre su sin igual capacidad para adelantarse a todas las jugadas de sus oponentes.
La serie sigue esos dos caminos, por un lado, su brillante carrera deportiva, y por el otro el desarrollo del personaje en cuanto a dificultades con las adicciones por un lado y para entablar relaciones por su carácter frío y bastante cerebral por el otro.

Lo interesante es que el personaje protagonista, tampoco es algo común. Más allá de los obvios traumas de la infancias que se reflejan en sus problemas de vida adulta, no es facil de encasillar. Cuando creemos que va a actuar de cierta forma, sale o encara un situación con algo impensado. En parte por la gran plasticidad de su interprete. Taylor-Joy (y acá chapeamos su argentinismo, claro que si), tiene unas facciones y movimientos hipnóticos y muy expresivos, que hacen que con un par de pestañeos cambie totalmente la situación de la escena, o que entendamos como va a ser su defensa o ataque en el tablero, otra cosa muy importante en cuanto a la dirección, pero que ya vamos a ello.
A nuestra "compatriota", la acompañan de manera magistral, Thomas Brodie-Sangster, Harry Melling, Jacob Fortune-Lloyd, Bill Camp, Marielle Heller y algunos actores más que de forma perfecta cumplen con su función.

Más allá de la solides de el elenco, y por ende las emociones y sensaciones transmitidas, otro punto a destacar es la dirección impecable de este episodio.
Scott Frank logra dar cuenta del ambiente que rodea al deporte, con sus competencias, personajes, mecánicas y rutinas que le dan el aura particular. En la misma linea, y es algo muy inteligente, nunca trata de dar demasiada claridad sobre las distintas instancias del juego en si. Si uno no está familiarizado con el juego, y con todo lo que implica, va a caer obviamente en el aburrimiento. Por eso es que hay que darle tanto mérito al director que logra filmar algo muy difícil, algo no universal y que de repente se vuelve algo de todos, que se logra de cierta forma comprender, o por lo menos que se despierte un interés.
El realizador consigue no dejar a nadie indiferente, ya que filma jugadas reales y al mismo tiempo hay relatores en las partidas, para los que conocen del tema, y en paralelo con juegos de cámara o breves explicaciones y una vez más, con la ayuda de los grandes actores que interpretan los personajes, apunta a transmitir o reflejar de una forma más tradicional o emocional que es lo que está sucediendo en el tablero para los que poco o nada conocen del ajedrez.

Otro aspecto que se disfruta de esta obra y que lo mencionamos al principio de la nota, es que opta por contar la historia de un personaje poco usual, pero predecible al mismo tiempo, de una forma, sutil, adulta y alejándose del mercado tradicional de series que buscan el impacto rápido en el espectador casi sin dejarlo respirar con los constantes giros narrativos. También incorpora de una forma muy orgánica algo central en la historia, pero implícito, la temática y mirada feminista, en un deporte que en ese momento por lo menos, era casi exclusivamente de hombres y el ambiente que lo rodeaba lo mismo. Varias veces observaremos que se subestima su inteligencia o su lugar en un torneo, por su género. No es algo a lo que tampoco pare demasiado, como ocurre en otras nuevas producciones en donde de una forma violenta hay un momento en el que se critica el "mansplaining", como si a punta de pistola los realizadores estuvieran cumpliendo con las exigencias de la sociedad. Acá es algo natural, que se da simplemente por el mismo desarrollo del personaje, su historia y el contexto histórico. Aprovecha también cuando las competencias de Beth se vuelven internacionales para mechar un poco con la complicada política entre Estados Unidos y la Unión Soviética, de nuevo, de forma muy inteligente y natural.
Sigamos con los aspectos positivos, y es que no se le puede criticar nada. Harmon, no es un personaje real, sino una conjunción de elementos de la personalidad del propio escritor y de una ajedrecista real. Pero está todo tan bien realizado, que engaña y nos hace creer que la historia pudo haber sido algo cierto.

En definitiva, "Gambito de Dama", es una mirada apasionante sobre el ajedrez, que logra que se despierte un interés hacia los tableros, mediante una serie que no solo está inspirada en una novela, sino que se siente como una. Desde el Oso, no tenemos más que decirte que le des una oportunidad, por más que su temática no sea atractiva. El director la vuelve atractiva y que una actriz mitad argentina la protagonice también. Hasta la siguiente nota, ¡abrazo de oso!
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