LA INSATISFACCIÓN PERSONAL - EL PROBLEMA DE TODO: CRÍTICA CASI FELIZ
- Agustin Aguilar
- 9 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 13 may 2020

Hoy desde el Oso te proponemos salir de la espectacularidad de Hollywood, para centrarnos en una producción de HC Films y Tiger House que no podemos dejar pasar. En este caso Hablamos de Casi Feliz, una especie de tragi-comedia que relata las desventuras de lo que parece ser el “alter-ego” de Sebastián Wainraich.
La serie dirigida y creada por Hernán Guerschuny y escrita por el mismo Sebastián Wainraich, es aire fresco dentro de la gastada temática de la comedia argentina. Si bien recurre a sus principales elementos, como lo son el sexo, no es ni de cerca su única arma. Tiene diálogos inteligentes, muy orgánicos, reales y cada capítulo es autoconclusivo, con el atractivo de tener en cada uno personalidades de la farándula argentina para complementar y otorgar frescura y al mismo tiempo peso. Es una comedia adulta tipo sitcom, pero sin serlo completamente, con tomas de exteriores que dan tranquilamente para planos de película, no por nada la N roja quiso hacerse con el producto.

Quien escuche o conozca el humor y personalidad del comediante en la vida real, encontrará muchísimas referencias hacia personajes o historias creadas para sus rutinas de stand-up, quien no lo tenga muy digerido, rápidamente comprará el estilo de Wainraich, que son un reflejo de situaciones reales llevadas a veces al extremo para caricaturizarlas de alguna forma.
La historia sigue a Sebastián, un comediante, hincha de Atlanta, conductor de radio, recientemente separado, con dos hijos, judío, y que “no es famoso sino conocido”. Por eso decimos que es un alter-ego, coquetea constantemente con la realidad de la persona que lo interpreta, incluyendo incluso en el guión y desarrollo retazos de la vida personal del actor.
El es un tipo tranquilo, al que le va mayoritariamente bien, con su propio programa de radio, tiene dos hijos mellizos y disfruta de ver al club de sus amores. Un tipo entrado en la mediana edad que ha cumplido con todos los mandatos sociales. Tener un trabajo, casarse, tener hijos, una casa, salir a cenar con una pareja, tener relaciones, etc. El motivo del título o el motivo final que intenta reflejar la serie parte de una situación particular. Sebastián todavía siente cosas por su ex mujer Pilar (una excelente Natalie Pérez) a quien creía superada. Pilar es un personaje enteramente distinto, que busca nuevas sensaciones, siempre en movimiento, y que no sabe bien a donde la llevará la vida ahora que está divorciada. Ahí se da el quiebre y el motor de la serie, una situación que se puede replicar en cualquier ámbito de la vida. Que lo que creíamos que sería de una forma, termina siendo otra totalmente distinta a la que pensábamos. La pareja con la que hemos decidido compartir la vida no es la persona que creímos. Empezamos una relación con una idea personal y la persona que tenemos enfrente tenía la suya propia y que las concepciones de una misma realidad son divergentes. Dos hijos, una hipoteca y muchos años perdidos más tarde nos dimos cuenta de que esto no es lo que era o lo que debía ser. Lo que en un principio fue fuente de enamoramiento se desvirtúa con el tiempo. Con esta simple cuestión la serie empieza a arrastrarlo hacia los distintos aspectos más mundanos, para así tratarnos de dejar un mensaje. Delante nuestro está la vida y la realidad, y si llevamos adelante cualquier tipo de proyecto, teniendo en cuenta los distintos mandatos, bajo un espejo de irrealidad y sin un proyecto personal que lo motive, todo está condenado a una “feliz” infelicidad, un mal con el que muchos solemos conformarnos en algún momento, con una procesión que va por dentro y que puede explotar años más tarde como en el caso de Sebastián.

En cuanto a las actuaciones no hay nada que reprochar. Lo que si es cierto, teniendo en cuenta las diferentes gamas de capacidad actoral, es que por momentos se desliza ese desnivel entre uno y otro personaje. Gustavo Garzón, Julieta Díaz, Carla Peterson y Juan Minujin son algunos de los actores de peso que tiene la serie y que cuando interactúan con otros personajes menores, se nota el rango superior. Solo un detalle, no por esta cuestión la serie deja de ser disfrutable. Serie en la que se nota un esfuerzo muy importante por darle la misma calidad que puede tener una serie de los países del norte.
Otra cosa a destacar es que la serie también sirve de plataforma para tratar temas sociales importantes como la gordofobia, el bullying, la separación y la frustración laboral.

Sin dudas es una gran propuesta para esta cuarta fase de la cuarentena, momentos donde tenemos tiempos para reflexionar de como venimos haciendo las cosas como sociedad y al mismo tiempo personalmente. La serie de Wainraich, que demuestra que para hacer una buena serie solo hace falta un buen guión y personas comprometidas, encierra la esencia de la vida misma, por eso te vas a sentir reflejado en muchas situaciones y quizás la serie logre cumplir con su objetivo, que sigas tu GPS interno y que dejes de ser Casi Feliz.
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