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TOM HOLLAND, COMO NUNCA LO VISTE: CRITICA “EL DIABLO A TODAS HORAS”

  • Foto del escritor: Agustin Aguilar
    Agustin Aguilar
  • 20 sept 2020
  • 4 Min. de lectura

De la mano del neoyorquino Antonio Campos, llegó la adaptación de la violenta novela de Dondald Ray Pollock, llena de violencia, depravación, religión y esa sensación de misterio y olvido que produce lo profundo del sur de los Estados Unidos. Pero, ¿la película logra llegar a buen puerto o solo es un desfile de monstruos de la actuación?. El Oso te lo cuenta, vamos.

El diablo a todas horas se construye como una conjunción de diferentes historias encadenadas en la américa profunda de finales del siglo XX entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, que cubre en sus más de dos horas de duración distintos años entre esos periodos. El responsable de la gran ambientación de la serie "The Sinner" toma esta novela del género "gótico sureño" y presenta un producto con aires de gran cine, proporcionando un clima de misterio y desolación en el que el espectador se zambulle en un mundo donde las actitudes criminales y despreciables son "lo común".

La novela (2011) es la primera que escribió Pollock, un camionero y obrero que la publicó luego de tener algunos trabajos y cuentos como periodista. Aquí, ese hombre, funciona como narrador omniciente del film, en un pueblo donde se habla mucho de dios, pero la conclusión más clara para el espectador es que es difícilmente posible que exista algo así en esa ficción teniendo en cuenta las atrocidades que ve en pantalla. Pollock relata las historias independientes en su desarrollo, pero con una relación hacia el final y que se desarrollan en las regiones de Coal Creek, West Virginia y Knockemstiff, Ohio, tenebrosa localidad que efectivamente existe y donde el autor de la novela vivió muchos años.


En el inicio el protagonista parece ser Willard (Bill Skardgard), un soldado que regresa de la Guerra de Vietnam, donde vive traumáticas experiencias que marcan su forma de ser. En camino a su hogar en Coal Creek, el colectivo que lo trae de regreso se detiene en un pueblo de Ohio, donde conoce a Charlotte (Haley Benett), la mesera del bar, de quien se enamora y más tarde forma una familia que se instala en Knockemstiff. Es en estos primeros minutos de cinta donde la película es más consistente y Campos no duda en utilizar tiempo de película para que Skardgard se luzca y muestre la conflictiva personalidad de Willard. En esta primera media hora se establece la tendencia hacia lo trágico y criminal que no hará mas que crecer hasta que terminemos de ver la peli, cuestión que puede acabar saturando al espectador y es donde su principal problema, es muy desequilibrada.

Ese desequilibrio denota una cierta falta de profundidad en la propuesta, ya que el director de raíces brasileñas, nos muestra todas las historias que se acontecen en la trama sin pararse lo suficiente para lograr la resonancia emocional que se espera del espectador. Es una lástima, porque los personajes secundarios interpretados por gigantescos actores se presentan como muy interesantes (principalmente la rara pareja en la ficción formada por Jason Clarke y Riley Keough, que tranquilamente podría haberse usado como hilo conductor para el protagonista), con sus personalidades, sus motivaciones, pero que al final la falta de tiempo o la prisa por "cumplir" con su aparición y objetivo central para el protagonista, hacen que no se terminen luciendo, dando como resultado no un ritmo apresurado de la trama, porque se toma su tiempo, sino una montaña rusa de desesperación, de preocupación, que nunca baja y no da tiempo para un desahogo e interpretación clara de lo que sucede. Uno al final está más pendiente de lo que se va a encontrar a al vuelta de la esquina que de la trama en si.


Bill Skarsgård, Robert Pattinson, Sebastian Stan, Mia Wasikowska, Eliza Scanlen, Jason Clarke, Riley Keough, Haley Bennett, Harry Melling, Douglas Hodge, y Jason Collett son los titánicos nombres que desfilan por la pantalla, pero el de Tom Holland, su protagonista, es el que baja los decibeles a esta locura ascendente, menos mal. El joven y talentosísimo actor da una mayor intensidad, fragilidad y cuerpo a la historia, por la misma forma de ser más calmada de Holland, aún viéndolo totalmente fuera de su zona de confort y dándonos una maravillosa interpretación. Una vez más, sea por falta de tiempo o por márketing, se descuidaron todas las demás subtramas para darle mayor rodaje a la que comparte con Pattinson, un maquiavélico predicador de la iglesia. Más allá de sus habilidades actorales, mostrar como arco principal a Spiderman y Batman venden sola a la película.

El "Diablo a todas horas" en definitiva carece de determinación, aunque sabe lo que quiere contar. Pero busca completar todos los ítems de la lista en lugar de explicar por qué están relacionados y conseguir un equilibrio entre ellos.

El filme tiene raros problemas narrativos, pese a sus 140 minutos de duración, pero así y todo resulta una propuesta extremadamente magnética para quien disfrute de escenarios desolados y personajes extraños de los Apalaches, en esos tipicos pueblos donde solo hay una iglesia, una cafetería y un solo mercado. Filmada a 35 mm y con una banda sonora que mezcla Country, Gospel y melodias de los 60´s y 70´s , esta descabellada y tétrica historia es la propuesta que te recomendamos desde El Oso y que pese a lo que te contamos, no será por nada una pérdida de tiempo. Sin más, es hora de que saquen sus propias conclusiones, abrazo de Oso!.



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